Sexo Medieval

Ana E. Ortega Baún

De alimentación y deseo sexual en la Edad Media…

… o ¿qué tendrá que ver el comer con las ganas de follar?

 
Se supone que este ya clásico español funciona como el no menos conocido «qué tiene que ver la velocidad con el tocino». El problema es que ambas frases hechas, surgidas con la finalidad de indicar que durante una conversación alguien está mezclando temas que no tienen nada que ver, hacen aguas. La velocidad está relacionada con el tocino porque, a mayor consumo de ese producto cárnico graso nuestro cuerpo aumenta de peso y, por tanto, a la hora de correr tendremos menor velocidad. Supongo que esta relación nos es familiar. Ahora bien, la unión entre sexo y alimentación, exactamente entre el comer con las ganas de follar, no nos es tan clara porque la época y las personas para las que hubiera tenido lógica esta frase murieron hace mucho. ¿Qué tendrá que ver el comer con las ganas de follar? Pues todo en la Edad Media.

 
La dietética es una pilar muy importante en la medicina medieval. Se recomiendan alimentos y regímenes dietéticos para casi todas las enfermedades y/o problemas físicos. En materia de sexualidad, por ejemplo, tenemos alimentos afrodisíacos, que aumentan la fertilidad o que tienen propiedades anticonceptivas, los hay que mejoran la erección en los hombres o que la inhiben. Pero el origen de la relación entre alimentación y deseo sexual no está exactamente aquí, tal vez porque las propiedades de muchos de esos productos no eran muy eficaces.

 
Todas las obras bajomedievales castellanas que acaban hablando de moral sexual, relacionan estrechamente los pecados capitales de la gula y la lujuria: catecismos, confesionales, hagiografías, el Corbacho, Espejos de Príncipes… Una y otra vez la misma idea se repite, el que la gula es origen potencial de la lujuria, que el exceso alimenticio es el origen de la aparición del deseo sexual. Y no sólo el que come mucho, sino también el que come manjares exquisitos o delicados, el gourmet medieval, está abocado a caer en la lujuria. Para cerrar el círculo, las fuentes medievales nos comentan que las poluciones nocturnas no sólo deben su aparición al cruce de miradas, conversaciones y tocamientos poco castos con mujeres, sino también a la excesiva ingesta de comida y bebida.


Pero la idea de que la gula provoca lujuria (y viceversa, pero mucho menos) no es una invención bajomedieval, sino que llevaba muchos siglos en el acervo religioso de los moralistas cristianos. Hay que leer los textos de algunos Padres de la Iglesia para encontrar su origen pero, tal vez, sólo su origen cristiano. No hemos de olvidar que estos escritores vivieron en los siglos IV y V y que eran herederos directos de muchas ideas nacidas cierto tiempo atrás en torno a la moral sexual, cuando el cristianismo apenas tenía importancia.  No sería raro por tanto, que esa relación directa entre alimentación y aparición del deseo sexual fuese una herencia del mundo Griego y Romano, como tantas otras cosas…

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Un comentario en «De alimentación y deseo sexual en la Edad Media…»

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