El ABC de la masturbación… versión medieval
La masturbación en la Edad Media se aleja por completo de lo que plantea el Aula de sexualidad del ABC. Ni perseguida por la medicina ni condenada vehementemente por la Iglesia. En cambio, la masturbación en la Edad Media sí que muestra características que podemos apreciar en la citada Aula de sexualidad… No es su condena a la masturbación lo que comparte el Aula con la Edad Media sino la misoginia, y aún así no conozco etapa histórica en la que esta última no exista.
Hace un par de días descubrimos, gracias a las redes sociales, que la versión digital del periódico ABC tiene un Aula de sexualidad para adolescentes. Y en esa Aula de sexualidad se afirma que la masturbación es perjudicial y se dan consejos para evitarla. He de reconocer que hacía tiempo no leía tanto sobre la masturbación, algo que es posible que a más de uno le sorprenda dado que escribo una tesis sobre sexualidad en la Edad Media.
La gente siempre se ha masturbado, también en la época medieval, pero no pertenece a esos siglos la obsesión por perseguir y acabar con esta práctica sexual. Aunque la masturbación era un pecado englobado en las prácticas contra-natura, se trataba de un pecado menor. Y en comparación con otras faltas sexuales de ella se hablaba más bien poco. En los confesionales, donde se repasan cuáles son los pecados que acosan al ser humano, la masturbación aparece junto con los sueños eróticos y las poluciones involuntarias, siendo estas últimas las que se llevan prácticamente toda la atención. El resto es silencio; ningún otro escritor religioso pone el grito en el cielo ni comenta más sobre el tema. Poco más se puede decir sobre el estamento eclesiástico y la masturbación en la Edad Media, salvo que la iglesia medieval castellana no estaba, ni de lejos, obsesionada con ella.
La fijación por la masturbación del Aula de sexualidad del ABC no viene de la Edad Media ni tampoco de la Iglesia. Como bien han señalado desde la web Materia es a finales del siglo XVIII cuando la masturbación empieza a considerarse como algo grave, un problema de salud pública porque causa terribles consecuencias físicas. No era la primera vez en la Historia que la moral sexual católica se apoyaba en la medicina para ayudarse a convencer de lo pernicioso de ciertas prácticas sexuales. Pero los tiempos han cambiado y con ellos la medicina y la moral: según el Aula de sexualidad la masturbación te convierte rápidamente en un enfermo mental o en un egoista que, masturbación a masturbación, socaba la capacidad de amar y comprometerse con otra persona en el futuro. De sexualidad condenada sólo por no ser reproductiva en la Edad Media a sexualidad estigmatizada porque además devalúa el amor en la pareja. Este motivo que esgrime el Aula de sexualidad para decir que la masturbación no es buena está eclesiásticamente lejos de lo que se pensaba en la Edad Media que debía ser el matrimonio.
Si leemos el artículo historiográfico al que Materia hace referencia (escrito por José Benito Seoane Cegarra y Francisco Vazquez García, una gran referencia en temas de moral sexual desde el XVI) podemos ver cómo el origen de la obsesión por la masturbación está en el médico suizo Samuel-Auguste Tissot. El Aula de sexualidad del ABC también hace mención a la medicina al hacer referencia a la masturbación convulsiva. ¿Y qué decían los galenos medievales sobre este tema? Para la medicina de la Edad Media tanto la pérdida involuntaria de semen como la abstención sexual masculina podía acarrear enfermedades, tal y como señalan Danielle Jacquart y Claude Thomasset en su libro Sexualidad y saber médico en la Edad Media. Pero en ausencia de una mujer los médicos preferían recomendar un cambio en el régimen alimenticio que la masturbación, más por razones culturales que morales. Este tenso silencio fue roto por un teólogo, el inglés Juan Wesel, que no dudó en recomendar a un monje que se masturbara para acabar con su problema; si la finalidad era médica y la intención no era erótica, no podía haber reproche moral posible en derramar voluntariamente semen. Por el contrario, la masturbación femenina sí que es recomendada por los médicos. En palabras de San Alberto Magno no sólo es necesaria para acabar con algunos problemas médicos en las jóvenes sino que las ayuda a lograr la castidad. Además, la masturbación mediante la introducción de dedos u objetos en la vagina se utilizaba para curar la histeria, un sistema que muy pocos se plantearon como de dudosa moral y que San Alberto Magno atajó.
La masturbación en la Edad Media se aleja por completo de lo que plantea el Aula de sexualidad del ABC. Ni perseguida por la medicina ni condenada vehementemente por la Iglesia. En ella no hay cabida a enfermos, monstruos o castigos divinos. En cambio, la masturbación en la Edad Media sí que muestra características que podemos apreciar en la citada Aula de sexualidad: el semen como sustancia casi mágica y la preponderancia del pene y su fisonomía frente a la ausencia total de referencias al clítoris o demás zonas erógenas femeninas (características ya comentadas en este blog: aquí y aquí). No es su condena a la masturbación lo que comparte el Aula con la Edad Media sino la misoginia, y aún así no conozco etapa histórica en la que esta última no exista.
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